Pablo es el protagonista de La jaula de la iguana, un joven que se anuncia en las farolas como profesor particular de filosofía. No conserva ninguna relación con su familia, ni quiere, pero sí se siente acogido y orgulloso de la familia que ha creado junto a Juan y Maite, un triángulo seguro alejado del mundo exterior.

Un día se entera de que su madre se ha suicidado, y lejos de aceptar la pérdida, Pablo empezará a creer que ha construido sobre mojado; su pasado se despereza como un vasto paisaje arqueológico, donde los cuerpos mal sepultados resucitan y salen de su letargo, pidiendo ser nuevamente enfrentados y repensados.

Aceptarse y perdonarse a sí mismo como protagonista de una historia que siempre ha querido enterrar le hará cuestionarse su propia identidad, quién se dice a sí mismo que es y quién es verdaderamente, lo plástica que es la memoria y lo mucho que se ha resistido a quitar la sábana a los fantasmas, hasta ahora.