Josh es un informático con una vida anodina que desea un cambio radical. Por suerte o por desgracia para él, dicho deseo se cumple. Tras morir en un accidente de trabajo, su alma viaja al infierno, donde las cosas no son precisamente como creía. Lucifer está en plena remodelación, creando nuevas salas para huéspedes ilustres y lidiando con el sindicato laboral.

Cerbero ha cogido vacaciones, y ahora su labor es realizada por un ordenador con una gran base de datos que determina qué círculo del infierno es más apropiado para el recién llegado. Como todo buen ordenador, también falla, y Josh se ofrece a solucionar el problema. A fin de cuentas era su trabajo en vida. En compensación, el Diablo le hace una oferta que nadie puede rechazar: regresar al mundo de los vivos trabajando para él como susurrador. Influenciar almas para que cometan un pecado y así vayan al infierno no parece una tarea complicada.

A su regreso Josh conoce a Sara, otra susurradora del pecado guapa y con mucho carácter. Ella le enseñará los primeros pasos a seguir y las normas que respetar. Le mostrará que hay más susurradores, no solo del pecado, sino también de la virtud y recompensas que obtener.

El mundo es demasiado complejo para reducirlo todo a cielo e infierno, a bien o mal. El blanco y el negro no es más que una cuestión de perspectiva para simplificar una alta gama de grises. La capacidad y responsabilidad de hacer el bien o el mal reside únicamente dentro de cada ser humano y, por ende, es él mismo el mayor enemigo a tener en cuenta. Josh ha de aprender eso y mucho más si quiere proteger a Sara.