La evolución psicosocial de la protagonista comienza al descubrir ésta que, como mujer, puede ser objeto de deseo y no de amor, que a los hombres no les interesa saber qué o cómo piensa o siente, sino sólo el modo de encontrar en ello lo que buscan; satisfacer aquello que consideran una necesidad y que no es más que una obsesión.

En esta obra, Luis Bazán Aguerri vuelve a abrirnos la ventana hacia un mundo que nos resistimos a mirar por comodidad o, tal vez, por temor a sentirnos heridos en nuestra sensibilidad mejor guardada. Pero él vuelve a cogernos d ella mano y nos introduce por el laberinto de sensaciones que provoca su personaje: desde la ternura más profunda, al espasmo de asco y de la rabia.