Hace tiempo que sentía el deseo de escribir mis recuerdos sobre la querida vieja Palma, de la que apenas queda ya rastro. Me animaba a ello, además, el atractivo sentimental que tiene siempre el pasado, mi deseo de rendir tributo con la elocuencia de la anécdota, a todas esas figuras, muchas de ellas ya olvidadas, que animaron la Palma de principios de siglo, a las que yo traté y conocí, muchas de ella íntimamente.

El manuscrito de La ciudad desvanecida se ciñó al número de páginas delimitado por las bases del concurso literario. Ya entregado el original de la obra, muchos recuerdos de aquella época siguen aflorando aún en la memoria del autor quien comentó: "Seguí escribiendo y escribo todavía, pues quedaron pendientes de evocación muchos otros personajes y anécdotas notables..."

Ésta es pues la edición ampliada, aquella que el autor siguió escribiendo una vez entregado el manuscrito con el que obtuvo el premio "Centenario Círculo Mallorquín".