La integración de los procesos de desalación en plantas termosolares de
producción de electricidad representa la alternativa más idónea para solucionar al
mismo tiempo los problemas acuciantes de escasez hídrica y agotamiento de
combustibles fósiles con los que se enfrenta nuestro planeta. La mayoría de las
regiones que se enfrentan a déficits de agua severos poseen altos niveles de
radiación solar y están cercanas al mar, con más del 70 % de la población mundial
viviendo en una franja de 70 km que limita con la costa. Por tanto, el uso de la
energía solar para la producción simultánea de agua y electricidad es
posiblemente una de las soluciones más sostenibles que existen.