Manolo Royo se paseó por la Puerta del Sol por aquellos días en que los Indignados tomaron la calle, hartos ya de unos políticos que no sirven a la sociedad, sino a sí mismos, y escuchó las propuestas, los debates e incluso alguna insensatez. Descubrió que en la Puerta del Sol todas las chicas le parecían bellas y comprendió que había que meditar sobre ese fenómeno político y social. De esa meditación surgió su comedia más divertida, Jubiloflautas, en la que dos hombres maduros, con jubilación anticipada, se dedican a meditar en tono de humor, con ironía y a veces sarcasmo, sobre la realidad de este país que algún día fue España. El debate de estos dos jubilados indignados nos hace pensar: ¿Por qué el teatro paga más IVA que el porno? ¿Cuál es la diferencia entre un político y un ladrón? ¿Los chicos actuales se jubilarán de becarios? ¿La palabra de un caballero sólo sirve cuando puede ser encarcelado? ¿Quién ha organizado esta crisis de diseño para esclavizarnos? ¿Los diputados no ven cómo están dejando el país porque se lo impiden los cristales ahumados de sus coches oficiales? Y no menos importante: ¿Po