Un buen trabajo el que tenemos en nuestras manos que combina estructura de manual con narración filosófica, lugares de la economía con espacios de la cultura, novedad con tradición y que nos pone sobre la pista de lo que está cambiando y a lo que nos vamos a tener que acercar, más pronto que tarde, si no queremos perder el tren de la nueva realidad que se está edificando. Los nostálgicos de la letra impresa, así como los amantes del vinilo o los seguidores y defensores del celuloide, no dejaran de serlo, como los amantes del arte gótico, o de la arquitectura ?déco? no han dejado de serlo porque estos movimientos hayan quedado como partes imprescindibles de la historia del arte. Pero el tan mentado y cacareado desarrollo a veces pasa por lugares en los que no cabe perder el tren que se nos plantea, y en este caso, Gerardo Neugovsen nos ayuda a entender que no renunciamos a nada, ganamos mucho y todos. El libro clásico va a continuar existiendo, no sé si como objeto de colección. Lo que es seguro es que el libro nuevo tiene que buscar parte de su futuro entre estas páginas. Los autores del siglo XXI deben pensar que la forma de captar audiencias es otra y empezar a trabajar en ello si quieren establecer reales sinergias con lo que la gente viene demandando.