CIEN AÑOS DE ARTE RUPESTRE PALEOLÍTICO

CIEN AÑOS DE ARTE RUPESTRE PALEOLÍTICO

CENTENARIO DEL DESCUBRIMIENTO DE LA CUEVA DE LA PEÑA DE CANDAMO, 1914-2014

978-84-9012-480-2 / 9788490124802
La cueva de La Peña (San Román de Candamo, Asturias) es una de las cavidades pioneras en el descubrimiento del arte paleolítico de la Región Cantábrica. En Asturias, los primeros reconocimientos de este valioso patrimonio cultural ?uno de los más importantes de Europa?, se inician en 1908 con el descubrimiento de pinturas y grabados de edad paleolítica en cuevas tan singulares como El Pindal y La Loja. Estas primeras valoraciones del arte del Pleistoceno se producen gracias a la colaboración prestada por estudiosos locales que, como Hermilio Alcalde del Río y Ricardo Duque de Estrada, más conocido como Conde de la Vega del Sella, impulsarán la investigación prehistórica prestando un apoyo decidido a los grandes arqueólogos del momento que trabajan en el norte de España: Hugo Obermaier y Henri Breuil, entre otros.
La cueva de La Peña de Candamo era conocida en la comarca y visitada ocasionalmente entre 1903 y 1911, según testimonian diversos graffitis conservados en lugares retirados como la Galería de las Batiscias. El descubrimiento científico se produce en el verano de 1914, cuando un vecino de Pravia señala a Hernández-Pacheco la probable existencia de pinturas prehistóricas en la cavidad, aportando su propio testimonio y el de un vecino conocido como ?El Cristo?, que penetraban en la cueva en busca de estalactitas. Paralelamente, aunque de forma independiente, el Conde de la Vega del Sella visita la cueva e improvisa un cierre provisional de la entrada, reconociendo ambos la antigüedad de las pinturas y grabados de los paneles del Gran Salón de los Grabados.
Hernández-Pacheco (1872-1965), catedrático de Geología de la Universidad Central de Madrid y jefe de la Sección de Geología y Paleontología del Museo de Ciencias Naturales, es el descubridor del grueso del Arte paleolítico de la cueva de La Peña, que dio a conocer ese mismo año en un breve informe publicado en el Boletín de la Real Sociedad Española de Historia Natural (Hernández-Pacheco y Carandell, 1914). Al año siguiente, presentó los hallazgos a la comunidad científica en su discurso de apertura del Congreso de la Asociación Española para el Progreso de las Ciencias celebrado en Valladolid (Hernández-Pacheco, 1915). Prácticamente de manera simultánea, el Conde de la Vega del Sella descubre en 1914 las primeras pinturas del Muro de los Grabados, y en una breve nota explica cómo limpió el panel, enérgicamente, para retirar la costra estalagmítica que cubría los puntos negros y los conocidos uros amarillos (Vega de Sella, 1929). Pero será E. Hernández-Pacheco quien asuma el estudio de la cavidad, realizando la lectura y los calcos del grueso de las figuras entre 1915-1917, con la colaboración de J. Cabré y el dibujante F. Benítez Mellado. El resultado de estas investigaciones pioneras es la publicación, cinco años después del descubrimiento, de una detallada monografía por la Comisión de Investigaciones Paleontológicas y Prehistóricas, que él mismo había fundado (Hernández-Pacheco, 1919). Paralelamente, entre 1917 y 1918 realizó las primeras excavaciones en la cercana ?Covacha solutrense?, uno de los accesos primitivos al complejo cárstico de La Peña de Candamo, colaborando en las mismas P. Wernert.
Con posterioridad a la publicación de esta cuidada monografía, las investigaciones referidas al arte parietal de la caverna de La Peña de Candamo han sido, hasta fechas recientes, escasas y centradas en aspectos concretos. Destacan los estudios orientados a esclarecer la secuencia cronológica de las grafías, a partir del análisis de las superposiciones existentes en el Muro de los Grabados (Jordá Cerdá, 1976; Moure Romanillo, 1981). En otros casos, se rehicieron los calcos originales de E. Hernández-Pacheco, J. Cabré y F. Benítez Mellado, proponiendo modificaciones en la lectura de los grabados y las pinturas (Berenguer Alonso, 1994). Ya en fechas recientes, Javier Fortea (2001), además de proponer una cronología relativa basada en la estratigrafía parietal del panel denominado Muro de los Grabados, precisó la secuencia mediante la toma de dataciones directas 14Cams de pinturas negras de diferentes épocas, cuyos resultados abrieron un fructífero debate acerca de la dificultad de datar los orígenes del Arte paleolítico en Asturias.
Las actuales investigaciones en la Cueva de La Peña se iniciaron en 2007, y han contado desde entonces con la colaboración de la Dirección General de Patrimonio de Asturias. Las primeras revisiones del arte parietal de la cueva, efectuadas entonces, fructificaron en la celebración de un primer Congreso internacional en San Román de Candamo, que perseguía enmarcar dicho arte parietal en el contexto de la Cornisa cantábrica y el suroeste de Europa. Esta reunión científica ?El Paleolítico superior Cantábrico. Primera Mesa Redonda (San Román de Candamo, Asturias, 26-28 abril 2007?, coordinada por los autores de estas líneas y A. Rodríguez Asensio, cuyas actas han sido editadas recientemente (Salamanca: IIIPC-Universidad de Cantabria, 2012), incluía entre sus objetivos científicos potenciar la candidatura de la cueva de La Peña de Candamo como Patrimonio Mundial de la UNESCO, que obtuvo en 2008 dentro de un conjunto de 17 cavidades relevantes de la Cornisa cantábrica. Las nuevas investigaciones interdisciplinares, financiadas por el MICINN (2007-2014), en las que participan USAL, UNED, UPV, Museo Arqueológico de Vicaya y creap-Université de Toulouse, vienen realizando un completo estudio geoquímico y de seguimiento de los procesos de alteración y biodeterioro, naturales o antrópicos, que afectan a la cueva de La Peña de Candamo. Paralelamente, se han reconocido numerosos grabados y pinturas inéditas, aplicando nuevas tecnologías en el ámbito de la modelización 3d y el análisis de la composición química y molecular de la materia colorante, mediante espectroscopia Raman, ICP Masas y EDXRF.
En 2013, con ocasión del Centenario del descubrimiento de la cueva de La Peña de Candamo, la Universidad de Salamanca y el equipo del proyecto solicitó y obtuvo de FECYT los recursos necesarios para abordar los actos de conmemoración de este evento, colaborando en su financiación la Consejería de Educación, Cultura y Deportes del Principado de Asturias, mediante el apoyo de la Dirección General de Patrimonio Cultural, y la Universidad Nacional de Educación a Distancia, singularmente su Centro Asociado en Asturias. Los responsables de estas instituciones hemos liderado este proyecto, celebrando a lo largo de 2014 diversos actos conmemorativos: la Exposición itinerante El Arte rupestre en Asturias (3 de julio-30 de noviembre de 2014, Museo Arqueológico de Oviedo, UNED-Gijón, USAL), un ciclo de conferencias en UNED-Asturias y USAL, y el Congreso Internacional Cien años de Arte Rupestre Paleolítico. Centenario del descubrimiento de la Cueva de La Peña de Candamo (Oviedo, 3-5 de julio de 2014). Este evento, acto central del centenario, reunió a cerca de 80 especialistas de los principales centros de investigación y universidades europeas y americanas.
Como colofón de estos actos conmemorativos, el lector tiene en sus manos una obra que aborda los problemas científicos que actualmente acucian al arte rupestre y mobiliar paleolítico. Desde diversas perspectivas, abordadas por acreditados especialistas europeos y norteamericanos, se ha prestado especial atención al impacto que las nuevas tecnologías han tenido en la determinación de la propia identidad material del arte y de su cronología. Se aportan nuevos descubrimientos o revisiones de lecturas ya conocidas de arte parietal paleolítico, y se plantean nuevos problemas y desafíos científicos para abordar los graves problemas de conservación del arte en las cavidades paleolíticas y del soporte calizo que lo sustenta.
El arte rupestre constituye uno de los patrimonios culturales más preciados de la humanidad, por cuanto muestra los orígenes de algunas de las características que nos hacen diferentes, como humanos, frente a los demás seres vivos. Paradójicamente, es extraordinariamente escaso y frágil. Por ello, todas las acciones encaminadas a su mejor comprensión y difusión incrementan su valor cultural y tienen un gran impacto social, no solamente en el ámbito de la Arqueología prehistórica y sus áreas de conocimiento afines, sino en la sociedad del conocimiento en general. Esperamos que la publicación de este volumen monográfico, así como las restantes acciones descritas que se han desarrollado en el marco del proyecto FECYT, contribuyan a lograr estos objetivos.

M.ª Soledad Corchón y Mario Menéndez
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