«La idea de escribir este libro la tuve un día al observar cómo una joven se quejaba a sus padres de que antes de casarse ella quería tener su piso o casa. Recordé las penalidades que se pasaba en los años 40, 50 y 60. De los pocos recursos de que se disponía, de las dificultades para vivir y las incomodidades; y sin embargo existía una voluntad de superación, de aceptación y adaptación al medio. Pensé que sería interesante dejar un documento escrito por si a algún joven le pudiera interesar conocer la vida de sus abuelos o padres, según la edad: se vivía con lo mínimo y donde se podía, y nadie exigía más de lo que se podía. No se necesitaba alcohol para cantar ni para ligar. Se fumaba y no había drogas. Se vivía despacio, no había prisas».