Tras un largo y complejo proceso de restauracioŽn a lo largo de la uŽltima deŽcada, el claustro del Monasterio de Fitero ha logrado recuperar por fin gran parte de su esplendor original. De esta manera, el visitante que camine a traveŽs de las galeriŽas puede redescubrir en sus rincones un complejo mundo de mensajes simboŽlicos, verdadera enciclopedia en imaŽgenes del pensamiento teoloŽgico y moral de la eŽpoca.
Mientras que su estilo –que entremezcla de manera natural los patrones del goŽtico final y la esteŽtica renacentista– es faŽcilmente reconocible incluso para el aficionado, menos conocido es el hecho de que, a la par que se iban elevando, sus paredes tuvieron el privilegio de contemplar tambieŽn el efervescente ambiente humano que rodeoŽ su proceso de creacioŽn. En eŽl descubriremos un mundo plagado de espiŽritus ardientes del siglo XVI sumergidos en una atmoŽsfera de abusos feudales, corrupcioŽn, luchas por la emancipacioŽn, canteros desesperados por los reiterados impagos, y hasta una «Lolita» de su tiempo seduciendo a un cincuentoŽn y ya muy consumido Padre Abad. Todo ello con el sonido de fondo de los cascabeles de los danzantes enmascarados del diŽa de San Bernardo y, por supuesto, generosamente regado con el mejor vino de las tierras del Alhama.