El ŽGolpe de EstadoŽ secesionista, acometido con Žtraicionera, brutal e inconstitucional embestidaŽ tanto a Cataluña (por querer imponerse y silenciar a una mayoría de su población) como a la propia España (por dar como hecho su separación), por la Žpléyade levantisca, grotesca y vocinglera independentista, para imponer Žel pensamiento únicoŽ en aquel trozo de esta vieja Nación con Ž500 años a sus espaldasŽ, ha sido frenado por el Estado de Derecho, con el constante, permanente y unánime apoyo de cuantos países forman y España con ellos el gran proyecto de la Unión Europea. Proyecto que a la vista del problema que Žvisualiza el nacionalismo exacerbadoŽ en nuestro viejo continente, presente en otros Estados de la Unión, como Žsingular común denominadorŽ demanda un mayor impulso en lo político, acelerando la implantación para toda la Europa con una misma bandera, de una Constitución propia, que refuerce el criterio Unionista de una ŽEuropa de los EstadosŽ, y que actúe como el mejor Žmuro jurídicoŽ frente al Žmal nazionalistaŽ que por ciclos de la Historia, pretenden revitalizar algunos.