«Pensé dar marcha atrás, refugiarme en los brazos protectores de Luis y olvidarme de todo aquel desvarío. Pero fue precisamente pensar en él lo que me hizo seguir adelante. La tentación de comprobar que se podía ser feliz durante una vida entera era más fuerte que todas las incertidumbres. Imaginar una juventud sin llantos ni amarguras, una existencia sin temor a los golpes e insultos».
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