La distinción de entrada entre el mundo de la naturaleza causal y el mundo de los valores y la libertad está ya exigida por el primer operador lógico, el afirmador-negador. Toda teoría socialista o socializante ha partido siempre de la errónea confusión entre ambos mundos. Eso explica el fracaso inevitable de todas las revoluciones comunistas o semicomunistas que conoce la Historia, así como el hecho de que todos los partidos políticos de izquierdas hayan resultado al final ser enemigos de la libertad y del progreso humano.

Las buenas intenciones del socialismo no bastarán nunca para enmendar un error lógico en las premisas. Hay que empezar por estudiar el cálculo lógico que ha hecho posible que disfrutemos de nuestros asombrosos ordenadores. Esto sí que es una verdadera revolución intelectual y un auténtico progreso.