Una nueva partitura evoca las vivencias de una joven pianista, Margarita Murillo, que en sus años universitarios descubrió la luz brillante de la santificación del trabajo profesional en medio del mundo. A partir de ese momento se enfrentó a la apasionante aventura de dar a cada instante, frente al teclado, en cualquier circunstancia, una vibración genuina: la del cristiano que vive con el proyecto de conducir todas las realidades, cotidianas y sencillas, a Dios. En 1953 tuvo la oportunidad de conocer y tratar, en Roma, al fundador del Opus Dei. «Sin duda los recuerdos de quienes tratamos a monseñor Escrivá y de quienes vivimos los primeros pasos de la Obra en México son innumerables, por eso me he referido a aquellos que más fácilmente podían traducirse en palabras. Fueron -son- hechos sencillos, como el fluir de los días, que impregnados de sentido divino otorgaron a la vida un carácter de aventura cotidiana.» Margarita Murillo Guerrero nació en la ciudad de México en 1931. Estudió en la Escuela Nacional de Música de la UNAM. A lo largo de su vida ha compaginado la actividad musical -cursos de perfeccionamiento pianístico, de Estética y de Historia de la Música, conciertos y sesiones particulares, publicación de artículos- con la dedicación a tareas culturales y educativas. En los años 1953-54 estudió Teología en Roma. Entre los años 1955 y 1980 formó parte de los Consejos de Dirección de varias Residencias universitarias en México D.F. y Guadalajara (Jalisco). Promovió y asesoró en sus inicios la Escuela Femenina de Montefalco (Morelos) y la Escuela Técnica Palmares, en Guadalajara. A partir de 1980 ha dado asesoramiento al departamento de madres de familia de diversos Colegios y Centros culturales de varias ciudades.