Hablar bien es tu mejor garantía. Escribir claro, tu mejor tarjeta de presentación. Ambas, juntas, son la imagen de quién eres tú como profesional de la abogacía.

Tu cliente seguro que agradece que hables mucho y le dediques horas de atención. El juez, te agradecerá que seas breve y claro. No te concederá más tiempo que el estrictamente necesario. Y sin claridad, es imposible la brevedad.

Este libro te ayudará a subir con éxito los tres peldaños de la abogacía: claridad, concisión y persuasión.

En la práctica de la abogacía, la claridad no es una opción. Es una obligación. Este principio rige a lo largo de todo el libro, que podrás leer en el orden que mejor te convenga a n de resolver la duda que se te plantee en cada momento.

Lo hemos escrito pensando en ti. Porque, a lo largo de nuestra vida profesional, en más de una ocasión habríamos querido encontrar un libro como este para resolver nuestras dudas.
Este es un libro útil, claro y ecaz.