En la Córdoba califal y en los márgenes del Wad-al Qabir aparece el cadáver de un hombre joven, con evidentes huellas de haber sido asesinado tras participar en una orgía de mala nota. Ibn Muhammad, el ayudante del sahib al- surta, el jefe de la policía del pueblo llano, descubre con la ayuda de su amigo, el médico Ben Moisés, que las apariencias con las que el cadáver se presenta han sido incorporadas después de su muerte para que aparentara lo que realmente no era. Una ajorca en el tobillo y un girón enredado en ella son las dos únicas pistas para empezar la investigación.
Todo ello da lugar a una investigación en la que en principio aparecen como sospechosos los diversos estamentos con los que el joven tuvo contacto y cuya participación el policía ha de esclarecer, a veces por encima de presiones superiores que le instan a abandonar el caso. El hilo que se va clarificando en base a las pesquisas a que dan lugar las pistas iniciales (la ajorca, el girón de tejido prendido en ella) conduce hasta la identificación del inductor del asesinato.
La novela, además de la trama que la sustenta, pretende reflejar con rigor la vida y la disposición de una ciudad, la Qurtuba califal, no siempre bien reflejada en las historias al uso.