Este libro ofrece claves sólidas y complementarias para tratar de responder a preguntas fundamentales sobre el dónde, cómo, cuándo y porqué las familias nobles y sus entornos sociales cambiaron, mudaron y transformaron para continuar desempeñando papeles activos en el nuevo orden que emerge entre los siglos XVIII y XIX.
Ya no se trata de la vieja sociedad de los linajes y las casas, cierto, pero parte de los rasgos de todo ese pasado iba a lograr mutar y reformularse en torno a nuevos principios que seguirán vigentes. No hablamos, en consecuencia, de un pretérito a secas, sino de una herencia social, política y cultural que formó parte de las realidades, a veces contrapuestas, del setecientos y el ochocientos y que, mutatis mutandis, todavía llegará y se reflejará en algunas conductas y valores de nuestra sociedad.