Territorio ofendido es un regreso al pasado que todo escritor realiza para explicarse en su grandeza. Lo que quiere ser escrito va a ser escrito; es lo que el escritor quiere y, lejos de dramatismos, hará eso, escribir sin que le importe por qué. Escribe y deja que su obra se construya por impulsos, como quien escucha una melodía que deba plasmar sobre el papel; destino final al que quiere llegar. Tejer y destejer es una actividad que viene después; única actividad concebida como inteligente como la de la amorosa Penélope para desalentar a los pretendientes de su mano ante la que creían muerte de Odiseo. Por eso, esta obra no tiene pretendientes deseosos de saquear sus bienes, ni espera al vencedor de Troya. Se escribe y llega a su fin por múltiples callejones que aparecen sin cesar.
Territorio ofendido, obra que tiene en sus manos, es un manuscrito surgido en esos días que orbayan y nos sumen en una agradable languidez que sólo se viven Gijón; ciudad de su autor.
Escrito en fino estilo y profundidad pícara y exultante de amor hacia esas ninfas provocadoras de dulces ensueños que, en la oquedad de su pensamiento, lo han producido, se desgrana a la espera en que …se multiplicaron por mil las urgencias amatorias y los placeres atascados en las soledades mutuas; el hechizo sin terreno donde edificar nuestra cópula prometida durante tanto tiempo.
No duda, sino que se lanza voluptuoso hacia ese esperado final en que… Dispararán sobre nosotros desde las envidiosas alamedas para separar nuestras manos uncidas por la proliferación de las palabras reunidas en lo cotidiano, bebiendo ambos en la fragancia única de nuestros fluidos corporales mecidos por el fragor de la batalla en acompasados lamentos de sensaciones delirantes, en un coito sin fin; reducto apropiado, objetivo con premio de sabores frescos y regustos ancestrales que rezuman viscosos envites y gozosos néctares.
No vacila cuando, en final apoteósico… Noto el odio de los que me acusan por mi aspiración galante, siento el desprecio de los que me envidian por mi lugar en tu sembrado; sé de su resignación ante mi gozo atrapado por tus fauces glotonas.