La historia de Sacapuntas, que Antonio Aguilera nos ofrece en estas páginas bellamente ilustradas, da buena cuenta de todo ello. Desde su salvación siendo un pollito, que fue «vapuleado antes de salir del huevo», como explica en primera persona, a su exitosa puesta en libertad, el seguimiento de su azarosa migración atravesando el Sahara, su emparejamiento? Leyendo Sacapuntas, una vida de Aguilucha podría parecer, a mí me lo parece, que la mera existencia de los aguiluchos cenizos es un milagro, dada la cantidad de riesgos que arrostran. No es una impresión falsa. Toda la vida que nos rodea es un milagro, resistente y frágil a la vez. De cada uno de nosotros depende que perdure, y de ese modo nos permita perdurar. Porque nuestra vida también es un milagro, y depende de ellos.