Vidas paralelas, que transcurren eternamente equidistantes, sin posibilidad alguna de encuentro, opuestas a esas otras vidas que se cruzan feliz o dolorosamente en algún punto, quedando marcadas para siempre. Vidas intrascendentes, que no meren la pena ser vividas. Vidas cruzables, notables, plenas, en las que a su alrededor todo florece y fluye, y otras que, por el contrario, causan un mundo cada día más trágico. El equilibrio, siempre precario, entre el bien absoluto y el mal incondicional. ¿Quiénes somos en el inmenso teatro de la vida? ¿Qué vida es la que estamos viviendo?
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