Más que de una novela autobiográfica, se trata de un relato de aventuras en el que un chico de un barrio obrero de una ciudad de provincias, es lanzado por el destino al vórtice de acontecimientos y vivencias que supondrán la crónica de más de tres décadas –de los años cincuenta a entrados los ochenta-, a la vez que una inusitada educación sentimental , siempre brutal pero imprescindible para sobrevivir la vorágine de hambre, fascismo, desamparo, locura, sexo, drogas y rock-and-roll, muerte, nihilismo, misticismo, y tantos otros horrores y maravillas que poblaron el paraíso terrenal de aquella larga época y que marcaron a varias generaciones con sangre, sudor y lágrimas… pero también con algo de humor y lucidez.

Es también la búsqueda inocente –pero acuciante- de la verdad en el laberinto de la vida. Una verdad siempre elusiva que lleva a nuestro buscador a rastrear continentes hollando a ciegas infiernos y paraísos -¡todos artificiales!- en pos de algún indicio de Realidad –como un pedazo de pan que llevarse a la boca-; pero buscador y búsqueda acaban confundidos en una misma ilusión como sola respuesta: en suma, ¡una verdadera juerga!