En el año 1943, la revista New Road publicó un escrito de George Orwell titulado “Recordando la Guerra Civil española”. En unas pocas líneas de sus más de veinte páginas, el autor recuerda una mañana en el frente en la que no disparó a un enemigo que corría -al parecer para entregarle un mensaje a un oficial- en buena medida porque a ese hombre se le iban cayendo los pantalones mientras, como podía, trataba de sujetárselos. Ese detalle le permitió ver a un “animal humano”, a “un semejante”, pequeño y real, y no le disparó. Sin duda, aquel soldado nacional no supo nunca que esa premura en la carrera sin haber terminado de vestirse, ese gesto torpe de sujetarse los pantalones para no caer de bruces y quedar con la ropa interior al aire, probablemente le salvó de un disparo.


Empecé a pensar en estos cuentos republicanos como conjunto cuando leí este pasaje de Orwell al que acabo de hacer referencia, así que de algún modo son hijos, especialmente aquéllos que tienen que ver con la Guerra Civil, de ese relato breve y sin ostentación sentimental de cómo no pudo dispararle a alguien que corría sujetándose los pantalones…