En Relatos del coronavirus, el autor toma como excusa el confinamiento debido a una pandemia para reflexionar desde un punto de vista surrealista, sin dejar por ello de ser crítico, sobre la esencia caótica y destructiva del hombre que rechaza por voluntad propia el orden de una cosmogonía creadora de la cual él forma parte como una excepción que se autoexcluye del todo en el todo. El resultado final de esto es la liberación de quien escribe a través del Arte.
En esta segunda parte de Relatos del coronavirus II, el autor retoma estas reflexiones empezando, siempre con humor, por una cita del Apocalipsis en la contraportada:
ŽVi una estrella que caía del cielo y le fue dada la llave del abismo. Del pozo subió humo y del humo salieron langostas y les fue dado poder. Les fue dicho que dañasen a los hombres que no tienen el sello de Dios sobre sus frentes. Las langostas tenían sobre sus cabezas como coronas, y tenían corazas. Tenían colas semejantes a los escorpiones y aguijones, y en sus colas residía el poder de dañar a los hombres. Por rey tienen sobre sí un ángel del abismo, cuyo nombre es en hebreo Abaddón y en griego tiene por nombre ApolyonŽ.