Júpiter, dios enamorado de Alemena, aprovecha la ausencia de su marido Anfitrión y toma el aspecto físico de este para engañar a su esposa. Le acompaña en la aventura su hijo Mercurio, asumiendo el papel de sirviente leal que adopta el aspecto de Sosia, criado de Anfitrión.

El regreso de los auténticos Anfitrión y Sosia desata un juego de enredos lleno de ironía en el que se ponen en cuestión identidades y diferencias, equívocos y situaciones típicamente plautinas, que complican la trama escénica hasta el desenlace final con el parto de dos gemelos por Alemena: Hércules e Ificles.

Esta función se estrenó en el Teatro Romano de Mérida el 26 de julio de 1996.