La ruta 66 de un extremo a otro tiene una longitud de 4.000 km aproximadamente. El mínimo razonable para hacerlo son 11 días, aunque se puede extender.

Con los quince relatos, se persigue que el lector pueda leer uno en cada etapa, y relacione esas ciudades territorios con la historia de nuestro país. Los episodios varían en el tiempo desde el siglo XVI hasta el siglo XX. El objetivo es trazar una línea en el recorrido de la ruta que nos una con nuestra historia común, cualquiera que sea el momento en el que ocurrió.

La inmensa mayoría de los personajes y situaciones son reales y su trazo literario está basado en una prolija investigación en tesis, trabajos y reportajes. El mismo estilo ya lo utilizó el autor en «Episodios»
(Ediciones B) y en «Historias» (Almuzara) y es un recurso utilizado habitualmente en nuestra literatura (Valle Inclán o Juan Manuel de Prada entre otros).