Escribir con el culo entre dos sillas no debe ser faŽcil, lo mismo con la lengua entre dos paiŽses o la sensacioŽn de ser siempre sapo de varios pozos. Es el lugar de enunciacioŽn de donde confiesa partir este libro. Un lugar precario, a punto de caer, pero desde el cual se construye una fortaleza, o para ser maŽs prudentes, una consistencia. Luego de Pensar con mover, Marie Bardet asume una vez maŽs el desafiŽo, y el pudor, de meter la voz. Y lo hace no ?desde ninguna parte?, como es el ejercicio bastante habitual de la filosofiŽa, sino desde un lugar, que son muchos, plantada en muŽltiples situaciones y praŽcticas a lo largo de los uŽltimos diez an~os. La filosofiŽa asume entonces un devenir situado y a la vez moviente, contra todo universalismo o neutralidad. La bitaŽcora de este viaje fue asumiendo en su trayecto serpentino, que adopta al gerundio como gramaŽtica privilegiada, aunque no se priva del infinitivo, el nombre de Perder la cara. Que es tambieŽn ganar la espalda o, como se dice en este libro, dorsalizar. Contra el oculocentrismo de la mirada ?clara y distinta?, que hace foco, centro y frente