Sergio, un joven de más de treinta años, deja su Elche natal para marcharse a Madrid en busca de una nueva vida y algo de emoción. Comienza a trabajar como fotógrafo en una agencia de detectives de dudoso talante especializada en infidelidades matrimoniales. En su primera noche de trabajo, fotografía una posible agresión en plena calle que acaba siendo el primer crimen de un asesino en serie que cree estar haciendo un acto divino. Tras la pasividad de la agencia de detectives, Sergio decide llevar la fotografía a la policía, donde la inspectora de homicidios Lidia Gil, recién llegada de Asturias tras resolver un caso importante, se hace cargo de la investigación. Las frías noches del invierno madrileño se convierten en el escenario de la persecución de Lidia al asesino dejando sangre, sudor y lágrimas por el camino.