La pregunta se refiere al perfil óptimo del estudioso del Derecho de la Informática y el autor de este libro cumple con creces con dicho perfil. Parto como premisa de que lo que busco es definir aquellas aptitudes necesarias para hacer un trabajo útil en esta materia o, si se prefiere, un trabajo cuya utilidad no se constri ña a la mera producción literaria destinada a desplazar ascendentemente, por su propio peso, la carrera universitaria del autor. Lo primero que necesita un estudioso canónico de nuestra materia es valentía, arrojo. Quien se emplea, por el contrario, en la investigación microscópica de cualquiera de las mil esquinas que tiene nuestro Derecho Civil no realiza un trabajo de mayor ni menor dificultad y mérito, pero sí, desde luego, mucho menos arriesgado. La investigación más literaria requiere método, rigor científico y trabajo concienzudo, pero se produce en un terreno acotado que, ¡incluso!, permite alcanzar conclusiones firmes. Nada de esto ocurre al investigador jurídico que se aproxima a la Sociedad de la Información. Sólo su valentía y la ambición de superación personal le permiten su