En la extensa carta que el filósofo y poeta judío Salomón Ibn Gabirol escribe a su amigo cristiano Rodrigo de Jaca para contarle su vida se nos abre una ventana a la Al-Ándalus del siglo XI.
Parte de los primeros recuerdos de su infancia en Málaga, y como miembro de la Edad de Oro de la cultura judía en España, hace mención a los sabios hebreos con los que se relacionó, como Yoná ibn Yanáh o Samuel Nagrela, y a sabios hebreos de otros siglos que fueron sus referentes.
De la convivencia de las culturas musulmana, hebrea y cristiana en España, deja constancia Carta para una futura fraternidad. En la novela también aparecen poetas y filósofos musulmanes o cristianos que han enriquecido la sabiduría de la Humanidad. Al hilo de la trama, están los mejores poemas de Gabirol impregnando a la obra de un intenso lirismo.
Con el estilo intimista del género epistolar, Isabel Anaya logra conmover a los lectores con una historia de amistad que es un canto a la convivencia pacífica entre religiones, al enriquecimiento recíproco que trae la mezcla de culturas y a la fuerza sanadora del perdón.