Conocemos a los personajes de esta novela finalizando la Guerra Civil. Igual que los arroyos montañosos del norte de la península, ellos confluyen en un punto determinado guiados por los accidentes geográficos que salen a su paso.
Y es que las aguas bravas se pueden frenar con un dique, provocar su embalsamiento, creando una calma ficticia. Las almas vencidas pueden encerrarse y cubrirse de vergüenza un tiempo, pero siguen vivas y su subsistencia se cuela por rendijas invisibles que rompen los muros de contención.
En unos años en los que el miedo atenazaba al pueblo, el poder dictatorial era férreo y despiadado. A pesar de todo, incluso con la permisividad internacional apoyando al dictador, llegaron las primeras reacciones populares. En esas circunstancias acompañamos a nuestros personajes por diferentes caminos y situaciones hasta que convergen en un mismo tiempo y lugar. Allí, sus interrelaciones y los sucesos que acontecen cambian sus vidas.