Un amor de novela y una vida de película, en la que el fútbol es un actor más, con Córdoba, Buenos Aires y su añorada Málaga como escenarios de un guión más protpio de la ficción, donde hasta los adeptos y enemigos parecen personajes literarios a imagen y semejanza del contracultural ídolode las mil caras. El Viberti sindicalista y político, el de los contrastes y contradicciones, el del carisma perenne. Un güisqui antes de salir al césped y un pitillo al descanso le bastaron para ser el "5" soñado de Huracán y el hombre de moda en España, convirtiéndose en el mejor jugador de la historia del Málaga y en el entrenador de los milagros, capaz de poner de acuerdo al hincha de Belgrano y al de Talleres: el Seba era uno de los suyos.