Después de matar de un disparo a una asesina en serie, tras un operativo en el que participaba como infiltrada la entonces agente de policía de Talavera de la Reina, Dulce Soto, comienza su carrera meteórica en el cuerpo policial y cuatro años después, ya como subinspectora, es asignada a su ídolo, el muy experimentado y casi legendario inspector Marcelo Castillo. Juntos, abordarán un caso que comienza con varios asesinatos de personalidades locales, aparentemente a manos de sicarios, cuya investigación destapará una red de comercio sexual y corrupción capaz de involucrar a delincuentes comunes con las más altas esferas de la sociedad, el gobierno e incluso la judicatura. En algún punto, sus pesquisas colisionarán con la vida personal de ambos policías, quienes, en aras de la justicia, deberán tomar decisiones extremas, apartándose incluso de la legalidad, lo que, en el caso de la joven subinspectora, la llevará a convertirse en alguien completamente diferente a lo que jamás hubiera imaginado.