Estas Sobras selectas entienden la poesía como una función orgánica, y los poemas como el residuo que deja ese proceso vital después de sacudir el cuerpo, agitar la mente, remover las entrañas o iluminar el alma de su autor.

Una vez transcritos y cuidadosamente seleccionados, los versos son ya sobras biodegradables, que depositadas en este contenedor quedan a disposición de la indispensable función catalizadora del lector, que permitirá su consumo, metabolización y posterior reciclaje.

Tal será el modo en que las obras podrán convertirse en nuevas emociones que quizá conecten con las suyas, en ideas que resuenen en sus mentes o en sensaciones que vibren en algún punto de sus cuerpos, completando así el ciclo de ese proceso biológico universal entre seres humanos que llamamos cultura.