Perfeccionar el funcionamiento de una organización siempre es tema de gran interés para teóricos, científicos y profesionales. Conceptos y constructos como eficiencia, eficacia, efectividad, productividad, éxito, competitividad, excelencia y aun otros se suelen utilizar indistintamente sin hacer una distinción expresa entre ellos. Lo importante es, se oye frecuentemente, conseguir el éxito, cosa que tampoco se sabe muy bien en que consiste. El éxito es para unos productividad, para otros eficiencia, eficacia o competitividad. Cuando algunos hablan de eficacia entienden productividad y eficiencia, cuando otros hablan de eficiencia entienden eficacia y rentabilidad, y asi sucesivamente. Esta imprecisión terminológica y conceptual no es sólo un problema teórico: lo es sobre todo práctico y metodológico y ha motivado que la indignación científica tomase diferentes derroteros a la hora de evaluar y medir aquello que fuera la eficacia. La mayor o menor eficacia tiene que ver con la magnitud y accesibilidad de los objetivos, con los recursos disponibles, con la calidad de la gestión y de la organización, ... pero también tiene que ver con los criterios de evaluación con que la juzgamos, particularmente cuando no se trata de objetivos de todo- nada, como suele ocurrir la mayor parte de las veces. Esto plantea un problema crucial: la cuestión de que criterios o la selección de variables sobre las que realizar el proceso comparativo previo a la determinación del grado de eficacia.
La eficacia y la competitividad son constructos que suponen avances importantes en la historia de la humanidad y que, debidamente utilizados, pueden llegar a constituir la piedra angular sobre la que se asienta el progreso y desarrollo no sólo económico y social sino también el personal. Ello requiere partir de supuestos nuevos y diferentes acerca del trabajo, del hombre, de la empresa y del éxito. El aprovechamiento de las ventajas de estos constructos exige una importante inversión en I + D para poner a punto la tecnología adecuada. Si los criterios de eficacia son múltiples y variables y difieren según los constituyentes, la creación de la necesaria tecnología de identificación, reconocimiento, operativización y medida de tales criterios no pueden quedar al albur de ideas más o menos ingeniosas ni a merced de la temeridad de profesionales aguerridos.
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