Aunar en una sola obra diálogos con el pasado
y con uno mismo, erotismo, reflexiones íntimas,
anhelos y sentimientos no está al alcance de todos,
ni siquiera de unos pocos. Solo Lluna Vicens,
quien ya se ha hecho un hueco gracias a su tesón
y buena pluma, condensa en 142 páginas lo que
el común de los mortales tardaríamos décadas en
apenas apuntar. Y lo hace con una prosa poética,
directa y musical, con párrafos que duelen como
versos y cargados de verdades que hieren como
puñales.
Allí donde los árboles tocan el cielo es una obra valiente,
personal, genuina y original que se eleva
por encima de modas efímeras y copias oportunistas
para regalarnos una lectura muchas veces
amable, otras incómoda y siempre gratificante.
José María García Sánchez