Este es el relato de una búsqueda, la mía propia, germinada durante décadas, cuando el Camino de Santiago remitía fundamentalmente a resonancias medievales, y la de un grupo de personas aquejadas de una grave enfermedad mental que, junto a la psicología clínica y a la enfermera de un Centro de Salud Mental, una lluviosa y fría mañana de invierno del año 2001 emprendieron el Camino de Santiago desde la iglesia de San Lázaro del Camino de Oviedo.
Estos escritos no pretenden ser una guía del peregrino, aunque su lectura puede interesar a quienes se estén planteando realizarlo, especialmente el Camino Primitivo. Tampoco se atienen al clásico esquema de una publicación científica, pero aportan información y elementos de reflexión acerca de las enfermedades mentales, del estigma asociado a las mismas y del Camino de Santiago como proceso de rehabilitación psicosocial.