¿Por qué dura un texto en el tiempo? Fue una de las preguntas iniciales. ¿Qué sensaciones o caricias recibe el lector en su sensibilidad para escoger y releer determinadas obras poéticas, noveladas o de investigación? ¿Qué sedimento se mantiene aglomerado y consistente, con su propia fuerza, en las partículas gráficas? ¿Cómo se va manteniendo su viveza, incluso aunque se traduzcan a otras lenguas?. Todas estas cuestiones que plantea su autora, Macarena Miletich, resultan interesantes para saber cómo es ese espejo hacia adentro, que nos presenta al recoger: lo que reflejan las palabras, el contexto, los sentimientos, la intención que va fluyendo en los versos. El hallazgo importante ha sido descubrir los movimientos energéticos, de esas trayectorias vibracionales, que se desplazan internamente como las corrientes marinas a lo largo de los océanos. Las letras y sus combinaciones infinitas, en palabras sensibles, son el equivalente en paralelo a las moléculas de agua, que se aglutinan y crean espirales para avanzar, por sus rutas marítimas, hacia nuevos lugares donde reposar. Son como guías para otros seres qu