Este libro trata de explicar de manera amena, divertida -y también rigurosa- la relación que tuvieron con Málaga algunos de los grandes escritores de la literatura española. Si tienes la ventura de leerlo descubrirás a San Juan de la Cruz poniendo con sus propias manos la reja del coro de su convento malagueño, a Miguel de Cervantes jugando a las cartas en la isla de Arriarán, a Espronceda tomando las aguas en los Baños de Carratraca, a Pedro Antonio de Alarcón presenciando la ejecución de la pena de muerte en el cauce del Guadalmedina, a Galdós disfrutando del flamenco entre los gitanos de la calle de los Negros, a Rubén Darío comiendo espetos con los marineros de la Malagueta, a Baroja persiguiendo
a dos guapas malagueñas por las calles del Centro, a Unamuno celebrando un banquete en los Baños del Carmen, a Juan Ramón Jiménez emocionado en el Cementerio Inglés o a Lorca bañándose en las playas del Palo, entre otras muchas historias.