El color y la poesía van de la mano, ya Lorca usaba los colores continuamente en sus poemas: «Desde los olivos / será un arco iris negro / sobre la noche azul», e incluso Rimbaud llegó a hacer un soneto en el que le otorga a cada vocal un color en una perfecta muestra de sinestesia.

Blanco y negro, color y sin color, luz y oscuridad, la enantiodromía marca el hilo conductor de las ilustraciones y la palabra poética de Jude K, Lyam en Iridiscencia.

En la misma concepción estructural de este original poemario Jude marca una organización basada en la búsqueda de color. comenzando la obra con una primera parte titulada «Opacidad», en la que encontramos una poesía en blanco y negro, con un matiz poético oscuro y enraizado en el desamor. Continua la obra con «Luminiscencia», versos de sabor agridulce y melancólico en el que el color comienza a apoderarse del papel, y termina con «Iridiscencia», la parte en la que el color adquiere el papel de protagonista y acompañante perfecto