La novela negra es un instrumento útil para investigar los abismos más oscuros de la mente humana, y Preguntas que es mejor no hacerse nos habla sobre personas que se entregan a la sexualidad y violencia más extremas. ¿Podemos entenderlas? ¿Explicar sus motivaciones? En última instancia, la pregunta que la novela plantea a los lectores es la de si es posible comprender, o incluso justificar desde un punto de vista humano, el mal, pero no un mal cualquiera, sino el mal absoluto, el que desprecia el sufrimiento y las vidas ajenas; y lo hace a través de la historia de Diana, una joven y brillante inspectora de policía de vida y sexualidad tumultuosas que recibe la orden de infiltrarse en una organización criminal radicada en Alicante y dirigida por Ernesto, un personaje despiadado. Antes de empezar la misión, Diana, tras una velada de sexo extremo en un club de BDSM como sumisa de varios hombres, se ve envuelta en la muerte de uno de ellos, Luis Prieto, un conocido empresario. Mendieta, inspector jefe de la policía judicial, y amigo de Diana, se encarga de este caso que relaciona con otros homicidios anteriore