La Humanidad ha sido siempre creadora de mitos; todas las grandes civilizaciones los han urdido sin reparo, por ejemplo los babilonios, egipcios y budistas; mitos, hay en sánscrito, proliferaron entre los griegos y los reprodujeron a su modo los romanos; los bíblicos forman parte de nuestra cultura y son bien conocidos. Goethe, Nietzsche, Huxley, George Orwell, Jorge Luis Borges e Italo Calvino, entre otros, han sido tejedores de mitos y recientemente también los ingleses con Diana, princesa de Gales. Entre nosotros, el pueblo castellano ha elaborado, además del universal mito de Don Juan, figuras míticas tan importantes como el Cid, la Celestina, Don Quijote, Sancho Panza, el Hidalgo y el Conquistador, iconos que testimonian no solo su número en un reducido espacio y corto período, sino su potencia expansiva y brío universal. ¿A qué se debe su constante creación? A qué contribuyen a entender nuestra problemática y común humanidad.