El autor, en obediencia a su conciencia, asume la labor que ella le encomienda y se dispone a hablar acerca de don Alfredo Nobel, calificándolo como el filántropo que tanto lo ha inspirado. En su esfuerzo por lograr este propósito, se frustra por no poder hablar de él exhaustivamente; sólo cuenta con la información breve que de él da el diccionario Larousse. En ese proceso, su conciencia vuelve y le pide comunicarle al mundo el contenido de su sueño la noche anterior. Éste lo llevó al cielo, donde don Alfredo fue su anfitrión y guía, y allí se reúne con los ganadores del Premio Nobel, a quienes seguirá llamando «Los Galardonados». Doña Pearl Buck le da una tarea más: escribir una obra que inspire en la humanidad un cambio positivo. Ya de regreso al mundo, cuando está a punto de escribir al respecto, sucede un accidente que lo sumerge en una condición de inconsciencia por diez años. Al despertar de ésta, llora de alegría al ver que el cambio positivo de la humanidad ya era un hecho gracias al esfuerzo de su mejor amigo al escribir su gran obra La solidaridad mundial: deseo de un galardonado.