Se realiza un vasto estudio inédito, riguroso y reflexivo de la figura de este gran artista y se pone en valor tanto su persona como su producción pictórica, eliminando por lo tanto la idea de que Sánchez-Barbudo fue un "pintor de segunda", estereotipado y comercial, y dejando constancia, por otra parte, de su incuestionable calidad técnica.

Se analiza el contexto en el que Sánchez-Barbudo se desarrolló como hombre y como pintor, que lo configuró hasta llegar a ser el importante artista que fue; en particular, se detallan las personas y los ambientes, de alguna manera la intrahistoria, entre los que discurrió su vida en las cuatro ciudades donde se conformó como pintor: Jerez de la Frontera, Sevilla, Madrid y Roma.

La autora analiza su creación pictórica, que mantuvo su valor en un circuito mercantil coetáneo, y estudia la proyección internacional de su obra en dos ámbitos geográficos principales: Europa y América.