Elaborada a la manera de un relato cíclico y circular, esta autobiografía ciertamente atípica es a la vez un ejercicio memorístico y un ensayo literario. Hijo de la novela decimonónica (él mismo confiesa haber leído en su infancia a Julio Verne y Alejandro Dumas) y poseedor de una portentosa intuición con respecto a los mecanismos de la narración itinerante. Torres-García presenta en HISTORIA DE MI VIDA una sucesión de hechos y personajes (de Picasso a Mondrian, pasando por Eugenio d'Ors, Prat de la Riba, Salvat-Papasseit, Casona, Van Doesburg y muchísimos más) que no se erigen tanto en retrato de un época como en autorretrato -siempre encantadoramente ingenuo, de escritura tan dinámica como la propia obra pictórica del autor- de una personalidad inquieta, rebelde y orgullosa, contemplada desde el distanciamiento que permite la insólita utilización de la tercera persona. Escritas en un estilo aparentemente desaliñado (Que se ha decidido a respetar en su integridad en la edición española), estas páginas pueden parecer, a primera vista, la historia de un fracaso de resonancias casi trágicas: el de un hombre vencido por las circunstancias y un destino adverso. Pero a través de infinidad de tierras y paisajes (de Barcelona a Nueva York, de Roma a Montevideo?), de políticos corruptos, artistas envidiosos y amigos fieles, lo que emerge de cada palabra, de cada línea, es el triunfo del individuo soberano por encima de las limitaciones sociales y convencionales. Un viaje iniciático hacia el descubrimiento de uno mismo.