La unidad residencial se ha constituido en uno de los más destacados objetos de interés del urbanismo. El arquitecto busca una tipología residencial definida no solo por la descripción de una vivienda tipo, sobre la cual se plantean variaciones y combinaciones que dan lugar a un planteamiento unitario de un conjunto. Las relaciones funcionales de dependencia que se generan con el entorno más o menos inmediato tienen como consecuencia que esas correspondencias internas entre las piezas del conjunto se complejicen y enriquezcan. En el diseño de un lugar confluyen cuestiones que afectan directamente a las posibilidades y libertades de elección del individuo: hacia dónde puede ir y cómo, qué actividad puede realizar, si comprende las oportunidades que el espacio le ofrece, si puede simultanear diversos usos en un mismo espacio, si se estimula y enriquece su experiencia sensorial o si tiene posibilidad de personalizar su espacio privado y el espacio público. Las propuestas residenciales en su medio proyectado y construido dan respuesta a estas cuestiones.