Los debates sobre la creciente diversidad cultural en las sociedades occidentales muestran los innumerables desafíos a los que se enfrentan hoy los Estados democráticos. Estos retos emergen en varios ámbitos de la realidad en los que las relaciones entre grupos mayoritarios y minoritarios afectan al espacio público y su regulación. Al mismo tiempo, el debate debe ordenarse desde la perspectiva de los derechos y su compleja aplicación universal a entornos marcadamente plurales. Por ello los debates, reflexiones y propuestas en este campo mantienen toda su actualidad y necesidad. No obstante, la gestión democrática de la diversidad es uno de los mayores retos ideológicos y operativos con los que se enfrentan hoy las sociedades europeas occidentales.