NOVEDAD 2009



Los dos primeros tomos de La Compañía de Jesús en la España Contemporánea se ocuparon de la fundación de las casas y colegios de los jesuitas. Esa historia quedaría incompleta si se olvidaran los trabajos que emprendieron. El tercer tomo intenta llenar esa laguna, pues describe las tareas pastorales en el ejercicio de la predicación y en la promoción de la fe, la devoción, la caridad y la acción social, que constituyen el núcleo de la misión sacerdotal. De ahí el título del tomo: Palabras y Fermentos.


El protagonista de esa misión es un grupo humano que procura "la mayor gloria de Dios y servicio de las ánimas". La demografía jesuítica, de la que se ocupa el primer capítulo, muestra la cohesión del grupo en un momento de expansión vocacional, cuando la Compañía ha logrado crear una importante red de casas, instituciones y actividades.


Las Palabras se concretan en dos importantes ministerios que de alguna manera se completan: las misiones populares predicadas a las masas y los Ejercicios Espirituales dirigidos a la formación de cristianos comprometidos. Los Fermentos actúan con eficacia en los centros de vida cristiana donde la levadura logró penetrar con mayor intensidad, como eran las asociaciones de seglares católicos. En el libro se pasa revista a las múltiples y variadas asociaciones dirigidas o inspiradas por los jesuitas: el Apostolado de la Oración, las numerosas asociaciones femeninas dedicadas a fines religiosos, educativos y asistenciales, y las Congregaciones Marianas en su momento de mayor esplendor, especialmente en los medios universitarios. La acción social de los jesuitas, hasta el año 1912, se estudia a través de sus múltiples iniciativas -desde escuelas para jóvenes obreros hasta círculos y sindicatos profesionales- en el marco del movimiento obrero y de las soluciones cristianas.


El contenido del libro queda bien resumido en el grabado de la portada: "Aspecto de la sala de máquinas de la imprenta La Hormiga de Oro durante los Ejercicios espirituales de la pasada Cuaresma" (Barcelona, 1887). En la sala se colocó un cuadro del Sagrado Corazón. Cada día se interrumpía el trabajo durante una hora para escuchar la plática del P. Celestino Matas. Asistían unas 120 personas, que al final decidieron crear una asociación de seguros mutuos.