La foto fija que nos ha quedado en el desván de la memoria, arrinconada ya como un objeto de imposible alcance, denostada a veces para poder sobrevivir con su ausencia, se revela incorporando la pátina que ha dejado el tiempo y la vida. En una confesión reconciliadora, por fin, de todo lo que nos ha sido arrancado con violencia, surgen estos relatos. De todas las identidades de las que nos hemos tenido que desprender, añadiendo otras ajenas y que terminan por configurar esa apariencia de realidad para seguir tirando, nos amanece la necesidad de retornar ese lenguaje primero y así poder edificar la complejidad del presente. En ese camino de regreso a un tiempo sin retorno posible, se enredan los recuerdos de la infancia y de la juventud, tratando de recomponer la foto de la identidad perdida. En esta obra Francisco Pérez Baldó recorre la Almería de posguerra hasta los años sesenta, y especialmente el espacio-tiempo de Pescadería y la Almedina. Nos habla de los niños, la escuela, los juegos, los terrados, las comidas, la pesca con caña, Las Perchas, la Estación del Ferrocarril, de personajes curiosos como el barbero de la Almedina, del latonero, de Pepe el Habichuela...en definitiva, recuerdos que nos acercan a la memoria colectiva de aquellos años duros, pero entrañables, en una ciudad mediterránea y auténtica como era y es Almería.