El acercamiento a cuestiones metafísicas por parte de amplios sectores de la filosofía analítica actual constituye algo más que una curiosa paradoja digna de ser relatada. Es un acontecimiento cuyo significado merece una detenida reflexión filosófica. Por un lado, procede situar este sesgo sorprendente en la historia del pensamiento contemporáneo; por otro, y sobre todo, conviene hacerse cargo de los nuevos problemas que plantea y de las posibilidades que abre, tanto a la metafísica como al análisis.
A pesar de sus limitaciones, la metodología analítica permite abordar los permanentes problemas metafísicos en ese clima de rigor y seriedad científica característico de la mejor tradición occidental, cuyas virtualidades quedan tantas veces ocultas ahora tras el empecinamiento ideológico, la apelación retórica a la inefabilidad o el mero ensayismo. La consideración más atenta de la articulación lógico-lingüística de la filosofía primera facilita además el trascender las consideraciones históricas, para volver a tratar de casos y cosas reales, como una pretensión de vigencia, es decir, de estricta actualidad.