Seis lustros atrás, en 1979, publiqué La propiedad señorial en tierras valencianas; y, en el breve prefacio de ese libro, hice, entre otras, estas aseveraciones primordiales: “Multitud de datos y fuentes evidencian la implantación excepcionalmente extensa de las jurisdicciones señoriales en el antiguo reino de Valencia. Sabido es que la titularidad de la jurisdicción no implicaba la propiedad de la tierra; sin embargo, a causa de la expulsión de los moriscos, no fueron pocos los señoríos valencianos donde el elemento jurisdiccional se dobló por entero del solariego.
A la vista de todo ello llama mucho la atención que el Registro de la Propiedad Expropiable, creado en 1932, refleje un proceso casi acabado de liquidación de los patrimonios señoriales, que sólo excepcionalmente ha mantenido la gran propiedad. Las tierras valencianas constituyen así una excepción muy notoria a esa regla general de que las propiedades de la nobleza son más nutridas en aquellas provincias de mayor porcentaje señorial bajo el Antiguo Régimen.